martes, 15 de julio de 2014

Olympia (1863), Édouard Manet

La mujer ha sido inspiración del Arte durante siglos. Frente al menos representado desnudo masculino (con la excepción del arte clásico), el femenino era visto de lo más normal y usado en todo tipo de obras bajo la excusa de la mitología, el exotismo o incluso las escenas religiosas. La fémina que se exhibe descaradamente tiene varios ejemplos como la Venus de Urbino de Tiziano, La gran odalisca de Ingres, Mademoiselle O'Murphy de Boucher o la Olympia de Manet. El matiz que diferencia a esta última de las otras es que la joven cortesana no es una mujer sumisa, sino que controla su cuerpo y manda sobre él, consciente de su desnudez frente al observador.
Este retrato de una muchacha real, sin la excusa mitológica o religiosa, fue todo un escándalo en su momento. Olympia es reconocida como una cortesana que podría existir y que haber mantenido relaciones con los hombres que van a ver su imagen en una exposición, y lo hacen acompañados de sus mujeres. Fue calificado como un cuadro obsceno e inmoral en su momento, puesto que ponía sobre la mesa la prostitución, tema conocido pero que convenía ocultar, aunque Manet no se posiciona ni a favor ni en contra. Así, ella no puede tener una actitud más asexual y fría. Su cuerpo, pálido, parece de marfil; el lazo del cuello separa su cabeza (la mente) del resto (su instrumento de trabajo); el gato a los pies es lo contrario al perrito de la Venus de Urbino, esto es, la fidelidad; la sirvienta negra hace el papel de las criadas de la diosa, pero aquí trae un ramo de un admirador o un cliente satisfecho con los servicios de la chica. Lo que más llama la atención es la posición de la mano sobre el sexo: al ocultarlo, lo está destacando e indicando que no podemos verlo porque no hemos pagado por ello. Nuestra mirada tiende a dirigirse precisamente allí, al centro de su poder, al arma más poderosa que posee Olympia y la mujer en general.



2 comentarios:

  1. Sublime!!!! Es que no te puedes ni imaginar lo que estoy aprendiendo. Me encanta que hayas explicado la pintura de Manet, que siempre me ha gustado mucho pero que ahora me gusta muchísimo más. Y la comparación con la foto de David, qué te voy a contar! (Y de él, qué te voy a contar!!!!!!)
    Besotes y enhorabuena!!!

    ResponderEliminar
  2. Este hombre es un regalo para los ojos, vestido o no, simplemente es un placer mirarlo...

    ResponderEliminar