sábado, 14 de junio de 2014

San Sebastián (1474), Sandro Botticelli

Vimos con anterioridad una versión de este mártir hecha por Andrea Mantegna. Traemos hoy una de Botticelli y es curioso observar que, siendo del mismo período artístico, las diferencias son evidentes. Este pintor conserva una elegancia propia del arte gótico, algo que se percibe en el alargamiento de la anatomía del joven pretoriano, con una musculatura marcada pero sin exagerar. Como en el de Mantegna, observamos que asume su martirio con dignidad, pero mira hacia el espectador de una forma serena. Su cuerpo apenas está atravesado por unas pocas flechas que han sido lanzadas desde un punto bajo tal y como indica la posición de las mismas. El santo aparece solo, ya que los verdugos se han alejado y se perciben muy al fondo, ocupados en otros menesteres. Con eso Sebastián tiene todo el protagonismo en la composición, lo que está acentuado por la forma de la tabla, tan alargada como el cuerpo del santo.



1 comentario:

  1. Qué buenísima comparativa, Cassie! La verdad es que el parecido es innegable, la postura, la mirada serena... Aunque claro, siempre gana la realidad a la ficción...
    Besotes!

    ResponderEliminar