jueves, 11 de diciembre de 2014

Esclavo moribundo (c.1513), Miguel Ángel Buonarroti

Miguel Ángel Buonarroti siempre se consideró, ante todo, un escultor. Su gran proyecto vital fue la tumba para el papa Julio II, cuya ubicación iba a ser justo debajo de la cúpula de la nueva basílica de San Pedro. Pero casi nada de lo que el artista había proyectado pudo hacerse. La idea era tan grandiosa que hubiera necesitado varias vidas (o muchos ayudantes, con los que no contaba) para terminarla. La cantidad de esculturas que aparecen en los distintos bocetos nos dan una idea de la magnitud del proyecto y de lo inabarcable del mismo. Finalmente, la tumba, en un principio exenta, fue parietal y ni siquiera se encuentra en San Pedro del Vaticano, sino en San Pietro in Vincoli. En ella destaca el famoso Moisés y las figuras de Lía Raquel. A pesar de que el diseño inicial no pudo realizarse, Miguel Ángel dejó su frustración plasmada en los ignudi de la Capilla Sixtina, así como en varias obras que estaban destinadas a esa magnífica tumba y que quedaron repartidas por diferentes colecciones. Se trata de los famosos Esclavos, esculturas masculinas retorcidas, indolentes o rebeldes, que representan las pasiones del alma humana. Entre ellas destaca la del Esclavo moribundo. La influencia del Laocoonte, obra helenística hallada en 1506, es patente en la postura y la poderosa anatomía del joven que parece dejarse morir. 






2 comentarios:

  1. ay madre... ay madre...o s e a ..... o s s s s e e e e a a a a
    Yisuscraist...ya se queda una loca...

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  2. Maravillosas la explicación, la escultura de Miguel Ángel y la postura de David Gandyakfhaksjdhfkjsldhfksjdhfkasdhfkljads (y la entrepiernajsahfaksjhgjkashgjs y todo!)
    Besotes!!

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